1 Reyes 19
Leemos Acab le dio a Jezabel la nueva de todo lo que Elias había hecho...Acab era rey de Israel (1 Reyes 19: 29 - 33) y tenia como esposa a Jezabel quien era hija de Et-Baal (protegido de Baal) rey de los sidonios. Acab le cuenta a Jezabel la historia que encontramos en el capitulo 18 de 1º de Reyes; lo que enfurece a Jezabel es que Elías había matado a 450 profetas de Baal en el monte Carmelo. Seguimos leyendo que entonces Jezabel manda un mensajero a Elias para decirle "Así me hagan los dioses, y aun me añadan, si mañana a estas horas yo no he puesto tu persona como la de uno de ellos". Viendo pues el peligro, otra versión dice, "oyendo" el mensaje de Jezabel, temor inunda su corazón y escapa, huye para preservar su vida.
¿Puede ser que un hombre como Elías inmediatamente después de que Dios le respondiera con fuego del cielo, de haber aniquilado 450 profetas de baal, y que Dios por su palabra hiciera llover sobre la tierra, se llenara de temor por la amenaza de Jezabel? Pues si, y nosotros estamos familiarizados con este tipo de actitud. Conocemos al Dios que todo lo puede sin embargo ¿cuantas veces el temor inunda nuestro corazón? y como Elías en ves de enfrentar las circunstancias con fe y determinación, dejamos que la duda, el temor, la ansiedad, la angustia llene nuestros corazones.
Si hay algo que llama mi atención, entre otras cosas, es que Dios nos deje ver el lado débil de su profeta, por que cualquiera de nosotros no hubiera imaginado la reacción de Elías después de semejante demostración de poder, pero es tan cierto el Salmo 39:5-6
He aquí, diste a mis días término corto, Y mi edad es como nada delante de ti; Ciertamente es completa vanidad todo hombre que vive. Ciertamente como una sombra es el hombre...
Al meditar hasta aquí, entendemos que el error de Elías fue el haber escuchado con oídos de hombre la amenaza de Jezabel, yo puedo oir y ver muchas cosas que atacan mi vida, pero la diferencia la hacemos cuando respondemos a ellas no basandonos en nuestras fuerzas sino basandonos en la incorruptible y siempre eterna palabra de Dios. Se que muchas veces nos ha sido difícil llevar esto a la practica, pero por eso Dios ha dejado que miremos el lado débil de su profeta para que 1º sepamos que sin Dios huiremos de toda amenaza y 2º si Dios es con nosotros quien contra nosotros.
Prosigamos, nos quedamos en la parte en que Elías huye por su vida y se interna en el desierto, sentado debajo de un enebro hace oír su angustia a Dios y le dice " Quitame la vida, no soporto ya mas" quien desea algo así es por que todas sus fuerzas le han abandonado. En el verso 46 del capitulo 18 dice que la mano de Dios era tan poderosa sobre este hombre que le gano al carro de Acab, te imaginas eso si que es correr. Y ahora le vemos echarse sin fuerza alguna a dormir deseando la muerte. Que contraste. Pero yo me siento identificado con Elías.
Dice mas adelante en el verso 5 y el 7 que un ángel le despierta. Sabes en estos tiempos yo he tenido ángeles que han venido a despertarme en mas de una ocasión, son hombres y mujeres que a través de su predicación nos despiertan, nos sacuden, nos alientan, nos fortalecen con comida para que podamos continuar, levantarnos para seguir adelante y a veces veo a algunos pocos que desprecian a los ángeles que vienen a sacudir, a despertar, prefieren ellos seguir dormidos atados a sus yugos y ataduras.
Así que Elías fortalecido con la comida del ángel emprende un largo viaje pero va hacia el lugar equivocado ¿por que digo esto? lo digo por la pregunta que Dios le hace a Elías en la cueva, Dios le dice "¿Que haces aquí?" imaginate llegar a una casa y que te digan de esa manera ¿que haces aquí? de una que estamos en el lugar equivocado.
Adonde nos lleva una actitud equivocada, al desierto, a una cueva, pero Dios llama a Elías a salir de la cueva, no lo saca, lo llama a salir, Elías tiene que volver a escuchar la voz de Dios, tiene que volver a estar sintonizado con Dios. ¿Y tu y yo como estamos? ¿donde estamos? ¿cual es nuestra condición? ¿nuestro estado de animo?
Oigamos a Dios decirnos "Regresa por el camino, aun no he terminado contigo aun tienes hombres que ungir, palabras que declarar, sal de la cueva de donde te escondes. y regresa al lugar de obediencia y comunión, donde sabes que tienes que estar.
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